Éxodo hacia el shale: el convencional pierde terreno frente al avance imparable de Vaca Muerta

La Cuenca del Golfo San Jorge atraviesa un proceso de transformación profunda.

Cada vez más empresas del sector de servicios petroleros deciden cerrar operaciones en Chubut para enfocarse exclusivamente en la actividad no convencional de Vaca Muerta. Lo que comenzó como un goteo en 2021, hoy ya se consolida como un fenómeno migratorio que podría profundizarse en los próximos meses.

Halliburton y Weatherford fueron las primeras compañías en marcar el camino. El traslado de personal, herramientas y equipos desde Comodoro Rivadavia hacia Neuquén evidencia un cambio de paradigma que responde a la lógica del mercado: donde hay mayor rentabilidad y previsibilidad, se concentran los recursos.

Del convencional al no convencional

La salida de grandes jugadores del convencional no es una novedad, pero sí una señal de alerta para las provincias productoras como Chubut. A las retiradas ya confirmadas de Halliburton y Weatherford, ahora se suman posibles partidas de Calfrac y Superior. Ambas compañías evalúan cesar actividades en el sur para centros de lleno en los proyectos de shale oil y shale gas del norte de la Patagonia.

Según trascendió, estas empresas habrían recibido propuestas para acompañar la actividad en Neuquén bajo nuevas condiciones tarifarias, dejando atrás sus bases históricas en Comodoro. Este tipo de acuerdos, impulsados ​​por las propias operadoras, reafirman que el epicentro de la industria está cada vez más concentrado en el desarrollo del no convencional.

Tensiones sindicales y advertencias

Desde el Sindicato del Petróleo, Gas Privado y Energías Renovables de Chubut advirtieron que no están dispuestos a permitir ajustes sobre los trabajadores como moneda de cambio. “Si las empresas quieren irse, que se vayan, pero no a costa de rebajas salariales o condiciones laborales precarias”, señaló con contundencia.

Las negociaciones recientes incluyeron propuestas de reducción salarial para mantener operativas las bases en la región, algo que fue rechazado de plano por el gremio. La postura es clara: defiende los puestos de trabajo y no permite que la crisis del convencional se traduzca en pérdida de derechos.

El impacto del cepo y la falta de inversión

Más allá de las decisiones empresariales, el contexto macroeconómico también juega su papel. Las restricciones a las importaciones, la falta de acceso a tecnología de última generación y los altos costos operativos afectan de manera directa al convencional, un segmento que requiere incentivos y políticas específicas para sostener su actividad.

Mientras tanto, Vaca Muerta sigue captando inversiones, multiplicando su producción y posicionándose como el gran motor energético del país. En ese escenario, es comprensible que las empresas prioricen su presencia donde hay más actividad, mejores tarifas y un horizonte más claro.

Un modelo en revisión

La pregunta que sobrevuela es si las provincias productoras convencionales podrán adaptarse a esta nueva lógica sin quedar rezagadas. ¿Qué estrategias se están evaluando para evitar un vaciamiento definitivo del sector? ¿Hay margen para reconvertir servicios y retener talento en la región?

El futuro de la industria no convencional parece promisorio, pero el desplazamiento del convencional también deja desafíos. Lo que está en juego no es solo la distribución geográfica de la actividad petrolera, sino la equidad territorial del desarrollo energético en Argentina.